EL ORIGEN COMÚN DE LA CASTAÑADA, TOTS SANTS y HALLOWEEN:
LA FESTIVIDAD CELTA PARA HONRAR A LOS DIFUNTOS
Hace unos 3.000 años de antigüedad, a finales de octubre y principios de noviembre los pueblos celtas celebraban una fiesta llamada Samhain.
Samhain es una palabra gáelica que significa “final del verano”. En esos días se había acabado de recoger la cosecha y sólo quedaban por recoger los últimos frutos: castañas, calabazas, granadas, palosantos…. Llegaba el frío, los días se hacían cada vez más cortos y las noches más largas.
Se iniciaba la llamada “época oscura”, en el que las tierras quedaban yermas, dormidas, en estado latente hasta la primavera.
Samhain cerraba la llamada “época clara”, del calor y de la luz, de la primavera y del verano, y daba la bienvenida a la época oscura.
Samhain marcaba el final de la temporada de cosechas y el inicio del nuevo año celta. Para aquellos hombres, este ciclo natural de Muerte y Renacimiento de la Madre Tierra debía ser celebrado.
¿Cómo celebraban los antiguos celtas esa festividad?
Se consideraba que en esos días, el velo que cubría el mundo de los vivos y el mundo de los muertos era más tenue. Eran días especiales de recogimiento, para contactar con los seres fallecidos y honrar a los ancestros.
Los druidas -sacerdotes o magos celtas- aprovechaban estos días de mayor intuición para hacer adivinaciones y consultas de oráculos.
Los celtas creían que en esos días los difuntos podían regresar a su hogar por unas horas, de ahí la tradición de dejar comida frente a la puerta de sus casas.
También se encendían grandes hogueras en las montañas para ahuyentar a los espíritus malignos, atribuyendo al fuego ese carácter purificador. Se creía que algunos difuntos, acompañados de brujas y espíritus, regresaban buscando un cuerpo donde habitar.
Por eso, durante las noches de Samhain los celtas apagaban todas las luces de sus casas y dejaban sólo una calabaza vacía iluminada con una vela en la puerta. Decoraban la entrada de su casa con huesos y calaveras y se disfrazaban de brujas y demonios para confundirse entre los espíritus malignos y que ninguno quisiera habitar su cuerpo.
Hasta que llegó la Iglesia…
Con la cristianización, todas las festividades paganas fueron reconvertidas, y con Samhain ocurrió lo mismo.
Fue el Papa Bonifacio IV quien instauró en el s. VII la fiesta de Todos los Santos el día 1 de noviembre, y al día siguiente el Día de los Difuntos, como una forma de cristianizar la fiesta pagana de Samhain.
Sin embargo, muchos de los símbolos de la antigua festividad celta han pervivido. Así, en Galicia, tierra de meigas, se habla de la Santa Compaña, una procesión de difuntos que vale la pena evitar si no quieres quedarte sin tu alma… Esta tradición gallega deriva también de la tradición celta del Samhain.
Y en EEUU se llama Halloween
En EEUU esta fiesta se conoce con el nombre de Halloween y se ha difundido con gran éxito por todo el planeta. Sin embargo, la actual Halloween no es más que la antigua festividad celta Samhain importada por los irlandeses que emigraron durante la Gran Hambruna irlandesa del siglo XIX.
De hecho, Halloween es una contracción del inglés “All Hallows’ Eve”, que traducimos como «Víspera de Todos los Santos».
Los disfraces terroríficos de Halloween evocan a los antiguos disfraces de los celtas para esquivar a los espíritus malignos. Y el famoso juego infantil del “truco o trato” proviene también de la original idea celta de dejar comida en la puerta de las casas, para que los difuntos que regresaban durante esos días pudieran alimentarse y no cometieran maldad alguna.
La discusión entre la Castanyada y Halloween
En Cataluña, existe cierto rechazo ante la llegada invasiva de Halloween, y hay voces que critican la implantación de esta “nueva tradición americana”, contraria a la tradición catalana de La Castanyada.
Sin embargo, tenemos constancia que en algunas zonas de Cataluña en la Edad Media se utilizaban calabazas vacías iluminadas con una vela para ahuyentar a los espíritus malignos. A esta tradición se la llamaba: “fer la por” (dar el miedo).
Por tanto, esta costumbre de vaciar y alumbrar calabazas con velas ya se celebraba en Cataluña antes de que fuera importada por los irlandeses a EEUU.
Y, por cierto, la tradición de comer castañas y panellets no aparecería hasta unos siglos más tarde…
¿Cómo se celebra actualmente en Cataluña?
En Cataluña se ha mantenido la tradición celta de honrar a los difuntos.
Por eso, durante estos días, es tradición ir al cementirio a limpiar y poner flores en las tumbas de nuestros seres queridos. Es una forma de pensar en ellos y de honrarlos.
Actualmente en Catalunya es una fiesta esencialmente gastronómica, conocida como “La Castanyada”.
La noche del 31 de octubre es tradicional comer castañas y moniatos, que son productos típicos de otoño, acompañados de moscatel.
El origen de esta costumbre no es muy claro, pero una interpretación popular lo relaciona con la tradición de tocar las campanas la noche de Todos los Santos para recordar las almas de los difuntos.
Parece ser que los campaneros, tras repicar sin pausa durante un buen rato, descansaban y comían las castañas y otros frutos del tiempo acompañados por los vecinos del pueblo. Esta tradición surge a finales del siglo XVIII.
Junto con las castañas no podemos olvidar los panellets, esos dulces elaborados principalmente a base de almendras y piñones. Esta tradición puede tener su origen en las comidas funerarias: la gente llevaba panellets a la Iglesia y en algunas poblaciones los comían tras la muerte de un familiar.
Joan Amades, en su gran obra “Costumari Català” nos habla de esta fiesta tal y como se celebraba antiguamente en Cataluña: castañas, panellets, representaciones teatrales del “Don Juan Tenorio” de Zorrilla, y los cuentos de miedo alrededor del fuego.
¿Qué más podemos hacer en esta noche especial?
– Rendir homenaje a nuestros ancestros: Si seguimos con la tradición celta, es una noche especial para honrar y hacer un reconocimiento a nuestros difuntos. Y como hacían los antiguos celtas, podemos continuar sirviéndoles un plato de comida, esta vez no en la puerta de la casa, sino en nuestra propia mesa, dejando un espacio libre para el familiar difunto. Es una forma de pensar en ellos, de agradecerles su paso por nuestra familia, y de reconocer que su recuerdo sigue vivo con nosotros. También podemos recitar una oración o encender una vela en su honor.
– Consultar los oráculos: También es una buena noche para consultar los oráculos. Entramos en una época de recogimiento e introspección, por lo que en estos días gozamos de una mayor intuición.
– Rituales de reducción: Es una buena noche para quemar todo aquello que queremos soltar y dejar atrás, al igual que el año celta que acaba. Podemos pedir que se eliminen actitudes, malos hábitos, tendencias negativas…
– Ritual de protección: No te comas todas las castañas; guárdate una y llévala durante todo el año en tu bolso. Dicen que da protección.
Rosa M. Fraire (octubre 2018)
Moltíssimes gràcies!
Interessantíssim!! Molt bona feina.